Escombros de satélites espaciales impactarán sobre la Luna

Según estimaciones realizadas por científicos de la comunidad astronómica, residuos de un anterior vuelo espacial, impactarán sobre la Luna el 4 de marzo de 2022

S. Joaquín de Flores, 27 de febrero de 2022 

Un objeto de casi 4 toneladas impactará contra la superficie lunar, en su lado lejano a la Tierra, a una velocidad de, aproximadamente, 2,58 km/s. El impacto se producirá cerca del ecuador lunar el día 4 de marzo de 2022, sobre las 12:25 UTC (de Tierra).

La Luna sufre colisiones de manera bastante frecuente con objetos naturales más grandes que éste, a una velocidad entre 10-20 km/s, cada uno de ellos ocasionando cráteres de diversas formas y tamaños. Por lo tanto, éste que ha sido manufacturado en Tierra no tendrá grandes consecuencias.

El impacto se producirá, según las previsiones, en el gran cráter Hertzsprung (diámetro de 520 km.), en el lado lejano de la Luna,

Credit: NASA

¿De que misión espacial provienen estos restos?

Se ha especulado mucho sobre el origen de este objeto, que pesa alrededor de 4.000 kilogramos. Se analizó si fuera alguna de las partes superiores del Ariane 5 europeo, que recientemente llevó al telescopio espacial James Webb al punto de Lagrange asignado (el 2º punto de Lagrange Sol-Tierra, a casi 1,5 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta), pero se comprobó que, después de separarse de Webb, ese elemento usó todo su combustible restante para escapar del sistema Tierra-Luna, colocándose en una órbita alrededor del Sol (heliocéntrica) de manera estable.

Según análisis realizados por el científico ciudadano Bill Gray y sus colegas del JPL de la NASA, de las órbitas altas de varios objetos pertenecientes a otras tantas misiones, que pudieran ser el origen de estos restos, las conclusiones alcanzadas son:

El DSCOVR, un satélite climático y de observación terrestre, lanzado por SpaceX en un vehículo lanzador Falcon 9, el 11 de febrero de 2015, desde Cabo Cañaveral, al punto de Lagrange 1 (un punto situado a 1,5 millones de kilómetro de la Tierra, hacia el Sol), según Bill Gray: «se quedó allí y todavía está allí, devolviendo imágenes de la Tierra con regularidad. El propulsor, creo, siguió funcionando y escapó a una órbita alrededor del Sol. No puede simplemente ir al punto L1 y quedarse allí sin maniobrar; las órbitas allí son un tanto inestables. DSCOVR tiene que hacer pequeños ajustes en su órbita cada pocos meses, al igual que el telescopio espacial James Webb, para permanecer en el otro punto L2 Lagrange, al lado opuesto de la Tierra. Es muy parecido a mantener una regla balanceada en el extremo de su dedo».

Por otro lado, según también análisis de Bill Gray, la etapa superior de la misión lunar Chang’e 5-T1, que se lanzó en octubre de 2014, probablemente sea la que impacte a la Luna en los próximos días.  Aunque el 21 de febrero de 2022, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que este objeto no era la etapa superior del Chang’e-5, pero, por estimaciones de Bill Gray: «Creo que el Ministerio de Relaciones Exteriores simplemente confundió dos misiones lunares suyas diferentes, pero con nombres similares. La equivocó con la misión lunar Chang’e 5 de noviembre de 2020. Una misión diferente, con un propulsor que volvió a entrar por el Océano Pacífico, una semana después de su lanzamiento».

Chang’e 5-T1 fue una misión lunar experimental no tripulada, lanzada el 23 de octubre de 2014 por la Administración Espacial Nacional China (CNSA) para probar la reentrada atmosférica de una cápsula similar a la que tendría la futura misión Chang’e 5.

Chang’e 5es una misión china de exploración lunar robótica que consta de un aterrizador y un vehículo de retorno de muestras. Su lanzamiento se realizó el 23 de noviembre de 2020.

Los cinco puntos de Lagrange. Credit: ESA

Cuando ocurra el impacto, será cerca del «mediodía lunar» (hora local allí), con el Sol brillando casi directamente en el zenit, cerca del Mare Orientale. Sería una buena decisión utilizar alguno de los satélites en orbita lunar para registrar su impacto, ya que desde Tierra no se podrá ver por estar en su cara oculta para nosotros, y, quizás, averiguar su origen exacto.

Otros impactos sobre la Luna

Desde la década de 1950, muchos restos de cohetes de naves que se han enviado a la Luna, incluidas las etapas superiores del Apolo, han impactado contra su superficie, algunos de ellos para provocar «terremotos lunares» con fines científicos y conseguir mediciones de los sismómetros instalados en la superficie lunar.

En 2.009, la NASA estrelló su misión LCROSS en la Luna, revelando agua en la columna de escombros resultante. La nave espacial LADEE hizo lo mismo en la cara oculta de la Luna en 2013. Otra nave, la Smart-1 de la ESA, con el objeto de una campaña mundial de observación, se estrelló también contra la Luna en 2.006.

Image converted using ifftoany

El LCROSS de la NASA impactando en la Luna. Credit NASA

Según explica Tim Flohrer, de la Oficina de Basura Espacial de la ESA, «Este próximo impacto está un poco más allá de nuestra área de interés habitual, porque nos centramos principalmente en la población de desechos en órbitas terrestres bajas con mucho tráfico, hasta 2.000 km de altitud, así como en órbitas geosincrónicas a unos 35.000 km de distancia». “Sin embargo, nuestros colegas de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA se adentran más en el espacio. Usan telescopios en todo el mundo para rastrear asteroides cercanos a la Tierra y, a veces, también observan objetos hechos por humanos. Se ha discutido extender nuestros objetivos al espacio ‘cislunar’, entre la Tierra y la Luna, debido al uso cada vez mayor de los puntos de Lagrange: Sol-Tierra que serán científicamente vitales en los próximos años”.

Una órbita terrestre baja es la trayectoria definida alrededor de la Tierra entre 150 y 2.000 km sobre su superficie. La mayoría de los satélites terrestres circulan en esta la órbita, donde viajan a alrededor de 27.400 km/h (8 km/s), dando una vuelta a la tierra cada 90 minutos.

Una órbita geoestacionaria o GEO,  es una órbita en el plano ecuatorial terrestre, con una excentricidad nula (órbita circular) y un movimiento de Oeste a Este, a 35.786 kilómetros de distancia de la superficie terrestre sobre el ecuador, y orbitando en el mismo sentido que la rotación de la Tierra.

Para las naves espaciales internacionales, en este momento no existen directrices claras para regular la eliminación, al final de la vida útil, de sus componentes o de las etapas superiores empleadas y fuera de servicio que se envían a los puntos de Lagrange, u otros destinos lejanos. Chocar potencialmente contra la Luna o regresar y quemarse en la atmósfera de la Tierra han sido hasta ahora las únicas opciones predeterminadas más sencillas.

“El próximo impacto lunar ilustra bien la necesidad de un régimen regulatorio integral en el espacio, no solo para las órbitas bajas, económicamente cruciales alrededor de la Tierra, sino también para la Luna”, dijo Holger Krag, director del Programa de Seguridad Espacial de la ESA. “Se necesitaría un consenso internacional para establecer regulaciones efectivas. Europa ciertamente puede liderar ese camino”.

Todos los lanzadores desarrollados por la ESA, durante la última década: Vega, Ariane 6 y Vega C, incorporan una capacidad de reinicio, lo que garantiza el regreso seguro a la Tierra para el quemado de sus etapas superiores, en su reentrada a la atmósfera.

Actualmente, aunque todavía no de una manera suficientemente eficaz, se lleva un control de los objetos que orbitan la Tierra a baja altura, en cambio no se lleva ningún registro sistemático de los objetos sobrantes que vuelan en órbitas altas. Ahora, muchas más naves espaciales están llegando al espacio lejano, algunas de ellas con tripulaciones en viaje a la Luna. Tales basuras ya no será simplemente una molestia de bajo riesgo para algunas Agencias espaciales, sino claramente un elemento de elevado riesgo. 

Vista artística de Ariane 6 y Vega-C. Credit ESA – D. Ducros

Evaluación del riesgo de impacto lunar

Las rocas espaciales golpean la Luna constantemente. Los investigadores están interesados ​​en cuantificar la frecuencia de estos impactos. Usando un sistema desarrollado a través de un contrato con la ESA, el proyecto griego NELIOTA  (Near-Earth object Lunar Impacts and Optical TrAnsients) detecta los destellos de luz causados ​​por los pequeños cuerpos que golpean la superficie lunar, particularmente en su cara lejana. NELIOTA puede determinar la temperatura de estos destellos de impacto, así como su brillo. A partir de esto, se puede estimar la masa del impactador.

Esta investigación podría ser valiosa para los futuros colonos lunares. Uno de los peligros que podrían enfrentar son los pequeños meteoroides que dañan su infraestructura: los resultados de NELIOTA están ayudando a cuantificar este peligro. Sin una atmósfera para quemar tales cuerpos, es probable que las futuras estructuras lunares permanentes deban estar bajo suelo, para proporcionar protección contra los impactos y la radiación espacial.

Según recomienda el mismo Bill Gray: “cualquiera que lance objetos a órbitas altas debería hacer que el último vector de su posición conocida (dónde estaba el objeto y hacia dónde se dirigía) esté disponible públicamente, en alguna ubicación centralizada acordada previamente, que tuviera algún financiamiento para realizar la investigación adecuada”

Por otro lado, estos impactos, provocados o fortuitos, de objetos manufacturados contra la Luna, no dejan de ser un riesgo evidente. Las Agencias espaciales, cuando tienen que tomar suelo en algún satélite o planeta, incluyen entre sus protocolos la esterilización de sus robots para evitar la contaminación. Tal cosa no es posible cuando el impacto no fue previsto, depositando, en ese caso, objetos altamente contaminados en superficies ajenas a la Tierra.

José Mª Moreno Ibáñez

A.C./19.52

Referencias:

https://www.esa.int/Safety_Security/Space_Debris/Incoming!_Debris_enroute_to_the_Moon

https://www.projectpluto.com/temp/correct.htm

Compartir

Sobre el autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *