
Credit: Rayos X: NASA / CXO / University College London / W. Dunn et al; Óptica: Observatorio WM Keck
El Observatorio espacial de rayos X Chandra de la NASA es un telescopio que orbita a una altitud de 139.000 km, para no ser interferido por la atmósfera de la Tierra, diseñado para detectar emisiones de rayos X de regiones muy calientes del Universo, como supernovas, cúmulos de galaxias y materia alrededor de los agujeros negros.
Gracias a un análisis de los datos de archivo del observatorio espacial Chandra, un grupo de astrónomos ha detectado por primera vez rayos X procedentes de Urano.
Hasta ahora, la única sonda espacial que ha sobrevolado Urano ha sido la Voyager 2 hace unos 35 años, y los datos recogidos entonces siguen determinando las imágenes del planeta gigante. Por lo demás, los astrónomos han de conformarse con estudiar Urano desde instrumentos terrestres o en órbita, como el telescopio espacial Hubble o el observatorio de rayos X Chandra, lanzado al espacio en 1999.
Hasta ahora solo se habían detectado emisiones de rayos X procedentes de cometas, así como de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y varias de sus lunas, Saturno y Plutón.
Según un artículo publicado en el Journal of Geophysical Research, la identificación de rayos X en Urano ha sido posible gracias al análisis de imágenes tomadas entre el 2002 y noviembre de 2017.
En su artículo, los autores escriben que una causa probable es la luz procedente del Sol. Se trata de una explicación natural, ya que se sabe que otros planetas, como Júpiter y Saturno, dispersan los rayos X emitidos por nuestra estrella, de forma parecida a como ocurre en la atmósfera terrestre. No obstante, según informa también la NASA, los datos revelan otras dos posibles fuentes de rayos X: las auroras del planeta, y sus anillos.
En la Tierra, podemos ver espectáculos de luces de colores en el cielo llamados auroras, que ocurren cuando las partículas de alta energía procedentes del Sol interactúan con la atmósfera. Júpiter también tiene auroras. Los rayos X de las auroras de Júpiter provienen de dos fuentes: los electrones que viajan por las líneas del campo magnético, como en la Tierra, y los átomos y moléculas con carga positiva que llueven en las regiones polares del gigante gaseoso.
Urano tiene un diámetro de algo más de 51.000 kilómetros (más de 4 veces el de la Tierra) pero también dos características que lo convierten en un objetivo particularmente interesante: su campo magnético y su inusual orientación.
Mientras que los ejes de rotación y campo magnético de los planetas del sistema solar son casi perpendiculares al plano de su órbita, el eje de rotación de Urano es casi paralelo a su trayectoria alrededor del Sol, está volcado sobre el plano de su traslación. Además, el eje de su campo magnético está inclinado 53º con respecto al de su rotación y desplazado del centro del planeta.
Hoy en día la razón de esta inclinación sigue sin conocerse y, al igual que ocurre con las emisiones de rayos X, constituyen una de las preguntas más interesantes del sistema solar que los astrónomos piensan responder en un futuro cercano.
La determinación de las fuentes de los rayos X de Urano podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor cómo los objetos más exóticos en el espacio, como los agujeros negros en crecimiento y las estrellas de neutrones, emiten rayos X.